
Entonces las muñecas salen y caminan por los prados de la insubordinada luz, libertad de expresión o algo similar, mientras las cámaras de la televisión a medio maldecir las filman, y los policías también se hacen su tiempo para retratar la fina demencia del malestar social, para eso están,. para eso estamos todos, en el cuento sin fin de ocultar nuestros difuntos, nuestros moribundos, con una sonrisa en los labios hasta que a estos no les queda más que salir a dar su jugo por las anchas alamedas que cada cierto rato cierran o abren según se les frunza o no lo que todos ustedes saben, bien, ¿es para reírse o no?
Fotografía: Julio Castro
Texto:Pablo Padilla
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