la fotocopia feliz del edén

Aquí estamos. Bienvenidos. La idea es simple. Los autores de este sitio nos paseamos por la vida viendo lo que todos ven. Tenemos la suerte o la virtud o la obligación de registrar eso que nos asalta la vista. Lo hacemos con un lente o lo hacemos escribiendo. Dejamos el producto de nuestra exploración aquí expuesto. Ya sea que te guste o no lo que ves, gracias por la visita. Las fotos se irán rotando arbitrariamente según el criterio del selecto equipo. Mirar es ahora o nunca.

20 junio, 2007


Masticamos el frío hecho madera sin cepillar. Dudamos que todos estos señoritos de Las Condes entiendan lo que es una noche de helado desvelo. Se trata de un techo para Chile, pero en este Chile que vivimos el techo de precario zinc ofrecido luce como un engendro de otro planeta. Un planeta en el que el frío se siente de verdad. En el que la lluvia de verdad tamborilea sobre las cabezas como una percusión maldita. El frío de estas semi casas es más real que el viento que sienten los señoritos al esquiar en la cordillera, al navegar por los canales del sur, o al hacer deporte aventura. Nada contra Un Techo Para Chile: hacen lo que pueden con las chauchas que los millonarios dejan caer, con gestos contritos, con toda la parafernalia del que lava su imagen. Y todo eso mientras siguen pagando sueldos de hambre, sueldos de sobrevivencia, sueldos congelados. Pienso en la camioneta verde del Padre Hurtado, que no tiene nada que ver con los 4X4 que pasan raudos frente a la precariedad de esta casa que los generosos de la Muni de Las Condes exhiben con generosidad de comercial. Y mientras el mítico vehículo del Padre Hurtado salía por las noches a recoger mendigos bajo los puentes del Mapocho, muchas de las 4X4 de los señoritos del pudiente vecindario salen a recoger prostitutas, (mayormente travestis), en la gélida oscuridad. Y es seguro que ellos pagan por esos servicios mucha más plata de la que son capaces de donar a la beneficencia. Nada contra las prostitutas: ellas se tienen que ganar la vida. Y su alternativa está ahora a la vista: si no juntan las monedas, capaz que tengan que dormir en una de las mediaguas como la exhibida por el Municipio, justo frente a su lugar de trabajo. ¿Y bien? La camioneta verde ya no circula por las calles. Las 4X4 pasan y pasan, se detienen, cotizan, recogen y se van. Y la lluvia cae y cae, pero no lava la imagen de ningún millonario, por muy blindado que esté en sus buenas intenciones.


Fotografía: Julio Castro

Texto: Pablo Padilla

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