En el estadio, dos almas que barren con santa paciencia bajo el sol de un planeta recalentado.

Apenas unos cuantos pixeles entre la irrefutable nada y alguna eternidad incierta.

No hay nada más que ellos.

En el horizonte, las victorias, las derrotas, la masa que va y viene, dejando su mugre habitual.

En el intertanto, dos almas recorren minuciosamente el estadio, en un día cualquiera de una semana que ya se nos olvidó de un año que no deja más huella que estas almas, barriendo sus propias huellas en un estadio.


Fotografía: Julio Castro

Texto: Pablo Padilla

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