+OK.jpg)
La seriedad de su furia yace en la Palabra. Pero la Palabra llega tarde a su ciudad: el pecado se adueña de cada avenidas, calles y pasajes.
Entonces sólo queda cerrar muy bien los ojos para mirar directo al cielo, buscando la presencia de uno que venga acá a salvarnos.
Lo que mira tras sus párpados es la devastación del mundo, su sordera y su ceguera.
La voz en el desierto de la multitud no piensa quedarse en silencio.
Fotografía: Fernando Fiedler
Texto:Pablo Padilla
Para hacer comentarios, pincha el texto verde que dice "comments"
0 Comments:
Publicar un comentario
<< Home