Entonces sales a cazar historias, noticias, imágenes o lo que se le parezca. Y cuando todo parece suceder del suelo para arriba, debes sumergirte bajo tierra en una ceremonia que se pierde entre la parafernalia de fin de año, con ofertones y ventas varias.

Los subterráneos tienen hambre, un diente pertinaz que no se aplaca con una simple colación de cortesía. Mientras los encumbrados cortan la cinta por allá, fuera de foco, el hambre sigue haciendo su trabajo.

¿Cuándo llegará el banquete esperado? ¿Habrá alguna esperanza de saciarse en esta tierra, bajo el suelo o sobre él?

Luego, cuando la ceremonia se termina y los ilustres vuelven a sus palacetes, el túnel sigue siendo excavado por los músculos de estos hermanos. Buscarán, como siempre, la luz al final. Y algo que satisfaga esta avidez.

Roguemos.

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Fotografía: Julio CastroTexto:
Pablo Padilla
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El futuro es de los niños, pero el presente es de la sonriente carabinera. Ella, la implacable, revisa a todos los que pasan de visita por la puerta del poder.

Afuera de allí, la patria muere de calor. El niño sólo quiere ver de adentro todo este asunto, pero en el camino debe ser chequeado, por si las moscas.
Sonríanse un poquito. Yo me quedo pensando, pero no encuentro qué más agregarle.

Fotografía: Julio Castro
Texto: Pablo Padilla
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Entonces solamente somos seres de luz así de debilucha. Aparecimos a la espalda de toda esa avenida ciega; escondidos, santos, juguetones y muertos de la risa. Sólo quedan noches tibias para intentar la salvación. El frío nos pisa los talones. El futuro es sólo eso que se viene hacia nosotros, salpicando el aire y bailando. Somos entonces la luz de todos estos seres.

Fotografía: Fernando Fiedler
Texto: Pablo Padilla
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