
Le seguimos los pasos al florista de la muerte.
El aroma se reparte por toda la ciudad.
Monedas, monedas, su propina es mi muerto mañanero.
Todos los trenes llevan hacia el cementerio, que no quede ni la menor duda sin sepultar.
Y, por favor, no corran, sobran carros para este viaje, allá viene el otro...
Fotografía: Fernando Fiedler
Texto: Pablo Padilla
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2 Comments:
Sus imágenes son lo que yo nombro la poesía de lo cotidiano, la poesía dormida en movimiento... :)
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