
¿Qué tal si vamos todos y nos carcajeamos al unísono, haciendo que la felicidad pintarrajeada de estos dos se pierda en un océano de risas?
Pero entonces el otoño no hace más que agigantarse, y se lleva los colores a su subterráneo. Es engañoso, y nos distrae con una luz filtrada y cegadora para que nos perdamos al andar por estas avenidas.
De repente, entre el resplandor, se nos aparece el par de tonys. ¿Qué hay, entonces, qué hay que hacer? ¿Pasar de largo? ¿Devolverles la sonrisa? ¿Comprar esa alegría aunque sea breve y luego se nos escape igual?
La foto ha sido tomada.
Se guarda en la memoria, para cuando nos haga falta.
Fotografía: Fernando Fiedler
Texto: Pablo Padilla
Para hacer comentarios, pincha el texto verde que dice "comments"
0 Comments:
Publicar un comentario
<< Home