
A esas alturas de la tarde y su calor, ya está claro lo que pasará en un par de minutos: la victoria y su ilusión efervescente. Es cosa de ver la serena cara del perro, cansado y en espera de que algo pase allá en el escenario. Ya está todo servido para el banquete de globos y banderas.
Con la sabiduría de sus cuatro patas viajeras, el animal supo encontrar el lugar preciso para descansar, pasitos más al sur de la aglomeración. Lo demás es saber esperar por el jolgorio. El sol no derritió a los niños. El quiltro en un momento se levanta y huye entre la muchedumbre.
Para mañana, otra historia, la misma de siempre: busca tu pan, tu agua y tu sombra. Evita las patadas y los peñascazos.
Fotografía: Julio Castro
Texto:Pablo Padilla
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1 Comments:
vida de perros ...
realmente ajenos a este mundo, pero sin dejar de formar parte de el...
"que mi existencia escurra" parece expresar.
lo admiro
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