
Es cosa tuya si no quieres mirar al divino anticristo este. Él sigue allí como si nada. Tu te lo pierdes.
Te pierdes su voz grave, su preciso hablar.
Te pierdes el verbo de su fotocopia feliz que entrega sin pedir media moneda a cambio.
Te pierdes de comprarle alguna de las cosas que rescata en su carrito-platívolo de supermercado abandonado.
Mientras nada sucede, él sigue su paseo intransigente por la ciudad que tú también caminas.
Que mañana salga el sol por donde mismo. Confórmate con eso. Lo demás está por verse.Las imágenes no dejan de mirarte, mientras miras para el lado.
Fotografía: Fernando Fiedler
Texto: Pablo Padilla
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